Supervivencia entre castaños
Me preguntaba frecuentemente cuánto tiempo podría sobrevivir en aquel bosquecillo de castaños yo sola.
La época de las castañas había sido generosa, y muchas veces había aplacado el hambre con aquellos frutos dulces, pero ya llegaba a su fin.
Los tres manzanos solitarios, plantados en la linde del bosque, producían pequeñísimas manzanas agrias que era un suplicio comer.
Los días cada vez eran más fríos, y el musgo reverdecido iniciaba su escalada anual por los troncos de los árboles.
Era inevitable que siempre llegara a la misma conclusión: ahí no sobreviviría ni dos días yo sola.
Entonces suspiraba con amargura y salía del bosquecillo para continuar mi camino hacia el colegio. Tendría que seguir pensando otras maneras de escaquearme.
Esther Santiago