Vía rápida…
Uno, dos, tres. Cuatro escalones, luego un pasillo corto. Uno, dos, tres… Ocho escalones.
Maniático fue el diagnóstico del médico. Diferente, fue el término de mi padre. Fastidioso, dijo mi madre. Divertido me decía la novia que me soportó menos de tres meses. Hiperactivo me decían las maestras en primaria.
Han sido tantos términos que ya perdí la cuenta de los calificativos… Me concentro en mi recorrido: uno, dos, tres… pasillo corto. Uno, dos. Tres… 8 escalones… 12 escalones entre pisos.
Pesado fue el calificativo de mi hermana menor. Disfuncional, el término usado por mis profesores. Mal manejo de la inteligencia emocional, comentaba el profe de psicología.
Uno, dos, tres, siete pisos desde mi casa hasta planta baja… 84 escalones.
¿Y si un día los bajo volando como Superman? ¿O con mis hilos de telaraña como Spiderman? A chorros, ¿como Aquaman o como un rayo al estilo de Flash Gordon?
Uno, dos, tres… 84…
Está estupendo. Me encantó
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Me encanta!
Maruja.
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Marlenis Castellano, gran observadora del comportamiento humano, retrata una personalidad que parece inusual pero que es bastante común: gente que suma los números de las matriculas de coche que ve, que cuenta escalones, que sigue la numeración de sus pasos y un largo etcétera de cabezas que transforman la realidad en matemáticas. Enhorabuena!
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Muy bueno, Marlenis. Abrazo.
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