La llegada del tren
Cada tarde va con su vestido blanco y su sombrero de ala amplia a la estación. Él le prometió reencontrarse allí y ella lo espera. Él tiene que volver en ese único tren que se detiene al atardecer.
A finales de 1918, acabada la guerra, regresan los soldados. Un día, uno de ellos le da una camisa ensangrentada de su amante. Ella quema la camisa al volver a casa e ignora ese detalle. Sigue yendo cada día, muy elegante, a la estación. No sabe qué espera, pero le da una enorme alegría ver a la gente que baja del tren.
Hay situaciones que la mente ignora, siempre es mejor mantener esa esperanza que nos anima a levantarnos cada día…
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