EN LOS CAMPOS QUEMADOS
podemos ver
el esfuerzo,
las cicatrices
que quedan,
el olor a cenizas
y el silencio;
la edad
de los árboles,
los frutos
que cuelgan
de sus ramas
secos, muertos,
la lluvia en los rostros
de los que
han plantado
cultivado,
cuidado con tesón
y esmero.
Todavía se ve
un poco
de esa savia
derramada…
Isa Guerra
De «Una insobornable libertad»