Restos de carbón y palabras para un amor
Ella vivía en un barrio pobre, tenía una pequeña librería donde vendía libros muy viejos. Él era carbonero y repartía carbón por los pueblos. Un día el carbonero pasó por su librería, quería comprar el cuento de “El soldadito de plomo”. Ella le preguntó por qué quería leer ese cuento y él, avergonzado, le respondió que era la única historia que su madre le había contado de pequeño, quería aprender a leer para entenderlo. Le pidió por el libro tres reales, pero él no tenía tanto dinero para pagarle.
Así que ella le dijo que viniese cada viernes a la librería y le enseñaría a leer el cuento. Cuando lo comprendiera, podría regalarle un saco de carbón; él acepto encantado.
Cada viernes, bien entrada la tarde, se sentaban en una mesa, alumbrados por la luz de una vela; así fue como el carbonero descubrió la magia de las palabras y ella descubrió el latir de su corazón cuando miraba al mugriento carbonero.
Un día ella lo esperaba vestida con un traje blanco y una diadema flores, pero el carbonero no apareció. Días más tarde recibió un gran paquete que contenía un enorme corazón de carbón y una bailarina de papel.
Dibujo de María Criado Sancada.
Magnífico.
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