Poder
Si yo supiera, como sabe el agua,
discurrir y brillar entre guijarros
y ser espejo en la cerrada noche
y vastedad de cielo en una alberca;
si yo aprendiera a ser como es el agua,
que se despeña y rompe y sigue siendo
la plenitud de su alma y de su carne,
el todo de su gesto y de su modo;
si yo pudiera, como puede el agua,
derrotar, sin saberlo, la dureza
de un día sin amor que se le asome;
si tuviera, como ella, el homenaje
de la sed que la piensa, del calor
que la ansía, del polvo que la teme…
Facebook: Manuel Díaz Martínez
Un bello soneto sin rimas. Siempre, en algún momento, hemos querido parecernos al agua que adopta la forma de la vasija que la contiene. Gracias, Manuel Díaz.
Me gustaMe gusta