FOTO-RELATO La visita

La visita

Carmen

Atravieso los campos y enfilo la vereda que muere en la casa. Siempre pensé que cuando volviera sería para llevarme a mi madre conmigo pero me equivoqué.

El jardín se ha cubierto de matojos de abandono y a mi madre la he encontrado en la mecedora con la vista extraviada en algún punto sólo visible para sus ojos. Le he cogido la mano, la he besado en la frente y me ha parecido que se daba cuenta de mi visita. La casa huele a tristeza, soledad y despojos del alma, así que, he abierto todas las puertas para que la brisa de la sierra refresque las estancias. Después, me he empeñado en barrer los retales de amargos recuerdos y los he llevado al contenedor del olvido, allí donde ella no pueda alcanzar a recoger los desperdicios. Una taza caliente de recuerdos en el álbum de fotos y una conversación sin palabras han logrado que sonría. Finalmente, se ha quedado dormida y sé que debo traer a flote esa vida subterránea que aguarda sin saber que puede ser rescatada. Esa vida que se hundió cuando mi cuerpo quedó roto sobre el asfalto igual que se rompe un jarrón de porcelana al mínimo descuido, en un suspiro.

Mañana volveré. Por ahora aún no quiero llevármela conmigo.

Facebook: Carmen Marina Rodríguez

Pintura de Alexander Dobrovolsky

2 comentarios

  1. Un cuento muy bonito y triste. Lleno de sugerencias y con una frase final magnífica. Mi enhorabuena Carmen Marina. Además la pintura elegida para ilustrarlo es tan hermosa y sugerente como tu relato.

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