Pobre Candela, que quedó olvidada sobre las piedras
Mi madre salió a la mar a coger burgados entre las piedras Entre las olas se enredó mientras yo dormía plácida en mi cesta Mi madre, pobre de mí, me dejó sola y ya no volví a verla Escuché a mi padre llorar días enteros, noches eternas Durante semanas, ¿o acaso años?, oí sus llantos sin consuelo sobre la negra arena. Vi a mi padre buscar sin aliento su rastro entre las piedras y el horizonte, entre las algas y la espuma Un lamento recorría su alma: "Pobre Candela, que quedó olvidada sobre las piedras" Nunca su rostro conocí No tengo un recuerdo suyo Mas sé que mi madre me amaba, a pesar de su olvido Y aunque no luchó contra las olas ni contra la marea, cuando miro al infinito sobre el mar de Garachico creo escuchar un suave arrorró aquí, en mi oído Por eso no llores más, padre, ni por mí ni por ella Yo mis pasos continúo Y Tú, vigilas los míos. Texto y foto: Jázgar