La extraña conversación de un corazón herido
Y ¿por qué le aguantas? – preguntó la razón.
Porque le quiero -dijo el corazón lleno de cicatrices- Le quiero de manera romántica y sin romance; como amigo, como amante y hasta como dolor de cabeza.
No lo entiendo- apostilló mientras colocaba una tirita en una nueva herida.
Ni yo- reconoció- Solo sé que le quiero; con todo lo bueno que sé que tiene y todo lo malo que a veces demuestra.
¡Estás loco!- exclamó.
¡Y tú demasiado cuerda!- se defendió- Yo sé lo que hago. Él vale la pena.
Texto y foto: Zeneida Miranda