DESDE EL PRINCIPIO
Llegué, por accidente,
a la cálida humedad de tu oscura caverna.
Se asentó la simiente,
a crecer y abultar tan lindo vientre.
Madurada la fruta se abrió tu ser,
cual surco de tierra,
y expulsó la vida en forma de carne trémula.
De tus pechos salió el primer sustento,
de tus manos la primera caricia,
de tu voz el primer consuelo,
de tu vida entera la entrega infinita.
¿Cómo no he de quererte, mujer,
si tu existencia es la mía?
Fuiste diosa negada,
sabía curandera despreciada,
bruja quemada sin piedad,
ajusticiada sin medida,
Dijeron de ti que eras inferior,
te encerraron en casa a cuidar y criar,
esclava encarcelada.
Te forraron de telas
(pecado es enseñar la piel),
te cubrieron el rostro
y precio pusieron a tu ser.
Abusaron sin límite…
Pero abriste los ojos,
y en tus manos,
siempre blancas, siempre limpias,
no hay sangre de violencia
ni negruras de venganza:
solo queda el amor:
madre, tierra, mujer, diosa.
Cada cual comparte lo que es
y tú eres todo.
Y, ante todo, mujer.
Antonio Cerpa
(De la antología “Palabras para todas”, Mercurio Editorial, 2023)
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