Ciudadela, de Antoine de Saint-Exupéry

Una reseña de Roberto Iglesias
“Porque es preciso conocer lo que se quema para que la luz sea bella”
A veces, algunos escritores tienen que padecer el sombrío castigo de contemplar como una de sus obras opaca de modo absoluto el resto de sus escritos: Cervantes, Conrad…. Antoine de Saint-Exupéry entre ellos. Y es que “el principito” emerge como un Himalaya en su producción pero hay que advertir que este símil es totalmente engañoso porque en realidad Exupery es , en el fondo, un aviador-escritor que redacta in progress, es decir, su obra emerge girando sobre unos ejes temáticos comunes . De modo que en su última obra, en realidad un manuscrito inconcluso tal como advierte Simone de Saint-Exupery, aúna todas las líneas de fuerza de su narrativa dando lugar a una obra singular: entre poética y aforística.
La siguiente advertencia pues, no es baladí: es imposible afirmar haber leído a Exupery si no se ha acometido la lectura de Ciudadela. Pues en ella se encuentra explicitada la filosofía y la moral poética de este escritor con todas las contradicciones propias que encierra intentar descifrar esa antinomia que se llama “ser humano”.
Obviar lo imprescindible siempre es sinónimo de temeridad e ignorancia.
Roberto Iglesias
Es fantástica, estimado Roberto.
Muchas gracias y felicidades
Hace mil años que la leí.
Es hora de retomar esa novela, si la encuentro.
Feliz semana.
Abrazos
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Muy buena reseña de Roberto Iglesias, especialmente, en primer lugar, porque redimensiona el valor de Saint-Exupéry alejándolo de ese Principito que pareció ser su única obra y, en segundo lugar, porque incide en una obra que subraya el valor ético y filosófico de este autor. Enhorabuena.
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