Besito Voláo
Las guaguas venían con retraso. La 44 y la 47 llegaron una detrás de la otra. Las dos van para la misma zona, pero por recorridos distintos. Subí al autobús cuando ya se iba. Buscaba asientos vacíos, y lo vi. Él también me miraba. Con dificultad empecé a caminar. Me sonrió y su cara se iluminó, le respondí con otra sonrisa. El autobús había recorrido menos de cien metros, cuando ya imaginábamos un largo y amoroso futuro. Bus equivocado. Le lancé un besito voláo al bajar, de prisa en la siguiente parada. En el semáforo en rojo, la guagua 44 esperaba por mí.
Gracias por compartir estos relatos tan visuales y poéticos.
Felicitaciones y abrazos de bienestar para todxs.
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