Maruja Salgado – Su mirada

Su mirada

El patio fue el escenario de nuestra infancia; allí las tres hermanas y un casi primo no tuvimos apenas límites para inventar juegos. Un día se nos ocurrió convertir en guagua el banco largo de la cocina. Como no podía rodar debía deslizarse patas arriba; embadurnamos con betún el trayecto alrededor de la isla central de macetas, como había que empujarla, solo uno o dos pasajeros se acomodaban en la guagua. Yo era la mayor y gordita, así que ejercía de chofer casi siempre.

Aquella tarde, cuando mi abuela inició su paseo por el patio, no sospechó lo del betún. Ver resbalar y caer a ma me produjo un dolor sacrílego. En justicia solo había tenido una cuarta parte de la culpa, pero su mirada dolida y acusadora me tocó entera. Todavía me ahoga.

Maruja Salgado

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