La flor del cactus, de Ana Martín y María Gutiérrez.

Una reseña de Mar Zeraus
Estamos ante un libro ilustrado de haikus; de esos pequeños tesoros de tapa dura que compras gustosa y deseas disfrutar con la lectura de ilustraciones y versos. Editado por el Centro de la cultura popular canaria el pasado mes de marzo de 2022, fue presentado en la feria del libro de Las Palmas de Gran Canaria, junto a la antología de microrrelatos e ilustraciones Microfantabulosas, (en la que participo con un microrrelato), dirigida por María Gutiérrez.
Antes que nada, quiero comentar que vale la pena esperar en la cola para que te lo firmen, ya que la ilustradora y también escritora Ana Martín, emplea tiempo en realizar una pequeña ilustración junto a la dedicatoria. Cada libro es diferente por este sello de calidad que la autora aporta, como un objeto artesanal de gran valor.
Y ya entramos en materia, lo primero que te encuentras en el libro es una pequeña introducción en la que ambas escritoras dan instrucciones para entender la lectura, la forma de abordarlo y el origen del haiku; haciendo hincapié en la diferencia que existe entre nuestra poesía y el poema japonés. Informan que «el haiku es una experiencia sensorial que procede de un asombro, de un estremecimiento emocional provocado por un instante de conexión con el mundo, …». A veces, este tipo de aclaraciones puede hacer creer que el lector o la lectora no sabe o desconoce lo que es un haiku, pero aún sabiéndolo, es positivo recordarlo porque enseguida te pone en el escenario, ante la obra que vas a leer, y se abre el telón.
Mientras lo leía, iba apuntando las páginas con los haikus que más me gustaron o me hicieron pensar. Aunque ellas lo dividieron en dos partes: “La tabaiba y la luna” y “Mudanza”, es posible reconocer diferentes grupos de haikus. Por ejemplo, la primera parte está inmersa en el campo, en la naturaleza. Ya en la página 49, empiezan los poemas con elementos marinos, y a partir de la página 81, entran en juego elementos urbanos. Esto no quiere decir que no se mezclen, pero es la división de una primera y única lectura que hice.
Hay un índice en la página 163 donde exponen la autoría de los mismos. Decir que María Gutiérrez aporta más poemas que Ana Martín, aunque esta última lo compensa con sus ilustraciones.
Y aquí dejo mis impresiones sobre algunos de ellos, igual dicen que estoy loca, pero a veces el entendimiento es subjetivo y el estado anímico influye mucho en la lectura, lo que hoy me gusta, mañana puede que no o se mantenga igual. ¿O no les ha pasado nunca que, en un momento de sus vidas, leyeron un libro que les marcó y con el paso del tiempo intentaron releerlo y les parecía infumable? (No quiero decir que esto vaya a pasar con La flor del cactus, ¡por favor! Si no pregunto al aire, la reseña sería muy aburrida).
Estos haikus los elegí porque me parecen hermosos, como tantos otros:
(Página 62)
amanecer
el aliento se funde
con la niebla
©María Gutiérrez
(Página 76)
termina abril
en la huerta se mecen
las amapolas
©María Gutiérrez
El haiku de la página 82 me pareció hermoso a la vez que me golpeó con el último verso: arde el monte. No sé si es por la sensibilidad que una tiene ante la cantidad de incendios sufridos en las últimas décadas en nuestras cumbres, pero en tres líneas es capaz de combinar belleza y drama.
esta mañana
se abrió la flor del cactus
arde el monte
©María Gutiérrez
(Página 85)
niña descalza
con cubo a la cabeza
mira la fuente
©María Gutiérrez
En la página 85, María Gutiérrez vuelve a ser brutal y descarnada con solo tres versos. ¿Nos hace la autora mirar hacia la explotación infantil, hacia la pobreza? Los pies descalzos, la mirada de la niña hacia la fuente, el trabajo que le queda por hacer cargando un cubo en su cabeza.
Y en la página 87, nos revela la dureza de la muerte, la fragilidad de la vida. Una imagen que me llevó a las pinturas de Dalí, este usaba el símbolo de las hormigas para representar a la muerte.
lleno de hormigas
en el rincón del patio
el pajarito
©María Gutiérrez
Y la autora nos vuelve a golpear, dejándonos K.O. en la página 135:
retrasándose
del paso de la madre
señala al mendigo
©María Gutiérrez
Los niños y las niñas se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor, los adultos ni miramos. Algunos de los haikus de este libro son como la mirada de esta niña, una mirada nueva a su alrededor; así también, Ana Martín nos deja haikus donde la naturaleza se abre paso, y es generosa con los humanos que ni la tenemos en cuenta, la destruimos. Esto lo podemos observar en las páginas 136, 144 y 152, entre otras:
(página 136)
ruido de ciudad
se pudren dos manzanas
al pie del árbol
©Ana Martín
En este poema, ¿nos habla la autora del paraíso perdido?, ¿de lo sordos que estamos por el ruido que generamos en las ciudades, y no nos damos cuenta que el edén se está marchitando, el árbol de la vida y su fruto?
(Página 144)
llueve en la ciudad
las grietas del asfalto
llenas de flores
©Ana Martín
(Página 152)
solar vacío
entre dos edificios
asoma un mango
©Ana Martín
Podría seguir comentando más poemas, pero creo que les toca a ustedes, lectores, indagar y explorar por este universo que nos regalan, donde podemos encontrar elementos japoneses: como la sopa de miso, los zapatos en fila, en la página 122; la ironía de la mirada de la autora María Gutiérrez cuando nos llama la atención, al ser humano, tirando basura (un paraguas en el río); o la rata que se cruza en el poema y rompe la belleza que Ana Martín va dibujando en el haiku, en la página 146. Además, vegetación autóctona y palabras canarias también podemos encontrar, como tabaibas y folelés (página 39).
Ya lo ven, un libro recomendable con una gran carga reflexiva, 50 haikus de María Gutiérrez, y 32, de Ana Martín. ¡Enhorabuena a las escritoras! Me supo…
Comparto tu comentario. Un libro exquisito de forma y contenido.
Maruja Salgado
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Gracias, Mar Zeraus, por esa lectura rigurosa llena también de afecto. Gracias a Maru y gracias a Ana Martín por su dedicación preciosa para este libro. Estamos muy contentas.
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