Fecha histórica
El 19 de noviembre de 1933, se despertó con tremendo desasosiego. Consciente del día que comenzaba, quiso cogerlo por la punta, gozarlo a tope y, sin dudarlo, ejercer por primera vez el derecho que aquella jabata había conquistado. Lucía había escuchado los debates desde la tribuna, estuvo presente en la votación de aquel 31 de octubre y celebró el resultado con su círculo de amigas, conscientes de que suponía un paso decisivo hacia la igualdad. Dos años después, España hacía justicia con las mujeres; con bastante retraso, todo sea dicho –rumió Lucía para sí.
Austera, ojos bondadosos, barbilla firme, una mujer de 45 años se subió el cuello del abrigo buscando pasar desapercibida. Acababa de depositar, ella también, su papeleta en una urna. Bravo, Clara, lo conseguiste; según tus propias palabras, pondrías para ello tu cabeza y tu corazón en el platillo que inclinara la balanza. Después observó a las mujeres que se acercaban a votar; de dos en dos, en grupos o del brazo del marido. Sabe que algunas elegirán lo que éste o su confesor les ha indicado, pero también, que pronto no necesitarían consejos. Clara sonrió orgullosa.
Noventa años más tarde, Yaiza, al despertar, acaba de consultar su móvil; el tiempo para este domingo de noviembre se anuncia espléndido. Feliz, echa un ojo al whatsapp del grupo de amigas; Verónica acaba de escribir, ¿chicas, a qué hora van a ir a votar? ¿A votar, Verónica? ¡Tú flipas! ¡Llevamos días con el nubarrón y por fin, hoy soool. Yo me voy a la playa! Yo también, Yaiza. Y yo.
En su tumba, allá en Santander, Clara Campoamor se tapa los oídos.