Al cobijo de la palabra

Si no fuera por la palabra, no sabría de ti.
Estaría como una estrella deslucida y sola en el firmamento,
buscando una luz para apagar mis miedos.
Sería, tal vez, la soledad de un viento que sopla
sin fuerza, con los pies anclados en alguna roca,
con la dicha perdida y los versos vacíos.
Si hubieras guardado silencio, Gabriela,
dolerían más los besos que se dan con la memoria.
Tampoco encontraría un poema, Alfonsina,
donde descansar a la sombra de tu tristeza,
abrazada por tu fuerza y tu genio.
Si no fuera por la palabra, no estaría aquí,
con todas ellas, con ustedes, entre todos,
pronunciando latidos que regeneran el universo.

Pepa Marrero