Acuérdate de mí
Acuérdate de mí cuando la vida
te llene la mochila de alegría;
cuando, en tu andar, las calles te deslumbren
rebosantes de luz.
Acuérdate de mí cuando la suerte
firme un pacto contigo, después de haber jugado
a cara o cruz.
Cuando colmes tus manos de caricias
y se llene de rosas tu jardín,
y te nazcan amores que te abracen,
acuérdate de mí.
Pero también, y sobre todo,
acuérdate de mí
cuando cierres, de noche, tu ventana
y las duras espinas del silencio
no te dejen dormir.
Cuando extiendas la mano y esté fría;
cuando te sobre el vino y no haya amigos
con los que compartir.
Acuérdate de mí cuando el dolor te agobie,
cuando la soledad convierta en gris tu día,
cuando sientas que el aire te abandona
y toda tu apetencia sea huir.
Cuando la oscuridad de la tristeza
apague de tus ojos la ilusión
que alumbraba un azul de fantasía,
acuérdate de mí.
Acuérdate de mí cuando esté lejos,
que pinté estas palabras en el viento,
sólo pensando en ti.
Francisca Díaz Fernández