Un café, un lápiz y un papel
Estoy sentada a la mesa con un taza de café expreso bien caliente, espumoso
y un terrón de azúcar
-¡hoy me siento dulzona!-
Lo sostengo entre mis manos, recién hecho y humeante,
una pluma y un papel.
Y como cada día y por costumbre,
en medio del bullicio, de la gente que viene
y que va por la calle del reloj.
¡Una calle transitada y colmada de inspiración!
Lleno de mesitas de madera y sillas torneadas.
Suena el tintinear de las campanas ¡las doce y diez!
De frente y a los pies de la iglesia de San Juan
de cantera labrada y tallada de flores:
arropada por sus calles adoquinadas y bohemias.
Con el primer buchito percibo las primeras sensaciones
en la abadía de la nostalgia
que me envuelve cual si una manta embriagadora,
donde bullen las reflexiones.
Y entre sorbito y sorbito, pululan en mi mente las letras escribientes,
rimas sonoras, cual si una Calandria enamorada
de una ciudad encantada y llena de magia.
La que dejo plasmada en este poema que alberga mi sentir
que surge de la tinta flechada con olor a jazmín
llenos del calor y la iridiscencia del mes de abril.
Juani Falcón
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