Nota: Este relato pertenece mi libro de relatos aún inédito: Variaciones sobre Magritte. El planeta Manzana surgió a partir del óleo Las bellas realidades (1964)
El planeta Manzana

El planeta donde vivían era una manzana. En el Polo Norte tenían, naciendo del vientre profundo de un desmesurado cráter, el cabo: una elevación de fibras arbóreas que se extendía hasta las nubes.
Les llevaba mucho tiempo recorrer su planeta hasta el Polo Sur, donde se descubrían enormes hojas de raros árboles. Ellos lo llamaban el bosque austral.
Muchos no llegaban nunca al bosque austral, porque por el camino se deleitaban con aquel perfume de piel verde y pulpa blanquecina. Se detenían en el viaje y mordisqueaban aquí y allá la superficie de su planeta.
Nosotros, los de la Tierra, les debemos a aquellos habitantes lejanos algunas de las fábulas más deliciosas. Ellos fueron los primeros en regalar una manzana a la individua más bonita de su orbe. Nosotros añadimos pugna al juicio de Paris, y el concurso de belleza del Planeta Manzana se transformó en la Tierra en la Guerra de Troya.
En el bosque austral se gestó otra jugosa leyenda. Uno de sus habitantes ofreció una manzana de aquel bosque a otro. Nosotros, al saberlo, cargamos las tintas de ese acto de generosidad, metimos a los habitantes en el Paraíso y transformamos el gesto en el pecado original.
Ellos no piensan en leyendas y son felices con ese perfume que los envuelve. Creen que Dios ha sido generoso al brindarles un planeta frutal.
No les preocupa en absoluto ser llamados gusanos en la Tierra. Seguirán comiendo su fruta y, sin querer, seguirán inventando leyendas para los seres que se las usurpamos.
Muy bonito e imaginativo. Saludos
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Waw! Una historia a vista de bicho! Así se fundamenta la relatividad. Como relativa es la mirada según individuo o grupo social.
Enhorabuena, Rubén.
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Precioso, con una suavísima ironía que te deja reflexionando.
Maruja salgado.
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