¡Es tan cómodo dejarse llevar!
Mi marido, que es muy bueno organizando, expone cada día después del desayuno las pautas para toda la jornada. No solo las que él va a seguir.
¡Qué alivio no tener que pensar!
Por ejemplo, para la conferencia a que asistiremos esta tarde, solo me he de preocupar en asistir guapísima. Ya él regurgitará mañana, una vez masticada por su cerebro, mi opinión sobre ponente y tema. Además, me dejará muy claro qué aspectos del contenido me han resultado interesantes.
Me encanta tu sentido del humor irónico
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