FIN DE AÑO
El año también llega a su fin en la fría arena de la playa, lejos de la multitud y en compañía de ella porque los recuerdos están llenos de personas. Algunas vienen a decirnos que sólo nos vimos una vez en la sala de espera de un dentista y que su imagen se quedó para siempre sin saber por qué. Otras nos acompañaron durante muchos años, varios amores y algunos desamores, fueron paños de lágrimas y bálsamo del alma atormentada. Recorrieron a nuestro lado un largo tramo del camino, sin embargo se agarran a nuestra mente como pueden para salvarse del olvido. Nos visita también alguien que nunca se ha ido a pesar de haberse alejado para siempre, alguien que alguna vez encontramos por la calle y no nos reconoce a pesar de habernos amado tanto en tiempos de casette, enciclopedias y pandilla. En la fría arena de la playa surge un desfile de fotogramas con banda sonora de voladores desparramando colores sobre el cielo. Brillan unas lágrimas que bajan por la cara para perderse entre los granos de arena. La orquesta que toca en la plaza es un murmullo lejano de fondo entre las olas. Entre dos planos superpuestos late la luna en el corazón y el moribundo pasado oscurece sobre el horizonte. Entre los dos planos superpuestos las estrellas encienden la inmensidad de un tiempo que empieza. El principio y el final se confunden. Puede que en ese instante esté naciendo y muriendo al igual que las olas, que los fuegos artificiales, los abrazos, las lágrimas, los deseos, las campanadas… En la fría arena de la playa también nace un nuevo año que un día será un recuerdo.
Una reflexión llena de sensibilidad, con la palabras precisas. Hermoso recuerdo de nuestra evaluación de pérdidas, mientras miramos los voladores en la arena de la playa. Felicitaciones, Pepa Marrero.
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Gracias, Rubén, es muy valiosa para mí tu observación. Un abrazo, querido y admirado compañero.
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