Concerto grosso
Al caer la tarde ha comenzado esta lluvia de febrero que abre su abanico soplada por un norte lento. Parpadean las hojas de los laureles, y el pino mueve con donaire su cabellera puntiajuda. Es una ronda de sorpresas grises, de agua voladora, de agujas y corazones verdes empapados de brillos fugaces. La profusa armonía del agua, del aire y de las frondas, llena de alas como el recuerdo, desplaza su juventud en todas las direcciones. El viento en la lluvia, la lluvia en los ramajes, timbres concertados en un larghetto perfecto. Esta tarde de invierno suena a Vivaldi.
‘Antología poética’
Una prosa con mucho de poesía, una prosa con música… Manuel Díaz Martínez siempre consigue sorprenderme.
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