El dulzor de la tierra, de Francisco Quevedo
Una reseña de Rosi García
Es el segundo libro que leo de Francisco J. Quevedo. NO se lleven a confusiones por el nombre. Este autor es canario y de este siglo, profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, escritor muy agradable. Lo conocí en un curso, nos dio un taller de escritura creativa hace dos años y me pareció una persona muy cercana. Ahí le compré otro libro “El tatuaje de Penélope”, y me lo llevé firmado. Ahora, tendré que buscarlo para que me firme este libro también.
Con esta novela ganó el prestigioso Premio de Novela Benito Pérez Armas en 2005. En una edición limitada para bibliófilos publicada por CamPDS Editores, de 300 ejemplares, mi ejemplar es el número 74. Así que animo a que lo lean y tengan su ejemplar.
¿A qué sabe la tierra? ¿Es dulce su sabor? Esas preguntas te las haces al leer ese título de una novela que transcurre en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, pero que sus sueños residen en la Finca de La Parra, el sabor de sus uvas moscatel, el sabor del amor de una madre, el sabor del amor de la adolescencia, el sabor del amor roto en definitiva.
Suelen aparecer paisajes de nuestra isla tanto en esta obra como en la que antes mencioné “El tatuaje de Penélope”. Hay muchas personas que no les gusta que aparezcan en la literatura palabras, lugares, en definitiva localismos, a la hora de leer. Dicen que no les dejan volar su imaginación o que les suenan mal. Sin embargo, a mí me gusta porque me resulta cercano. Caminar por la calle Buenos Aires, y ver salir a la familia Greene de alguna casona, me gusta. Esa familia adinerada, de origen inglés, donde las mujeres manifiestan un gran carácter. Donde el rol de madre y esposa interfiere en la felicidad del resto.
Catalina y Teresa Greene van marcando el ritmo de la novela. El autor nos hace viajar en el tiempo, relatando hechos pasados y a la vez retorna al presente de los protagonistas. Es una historia llena de historias paralelas. Te encariñas con algunos personajes como la amiga pelirroja de Teresa o con Marcela y Maribel, la servidumbre. Se observan claramente las clases sociales de la ciudad, los barrios y sus gentes. Las mujeres son el eje en cada una de las familias que aparecen en la novela. Así, Maribel lucha para que su hijo sea médico. Catalina Greene quiere sacar adelante a sus tres hijas, cueste lo que cueste. Son unas leonas que devoran el mundo… y así el resto de mujeres que aparecen en la novela.
Con una narrativa elegante, el escritor a veces utiliza palabras que no le pegan en el estilo. Pero esto sucede pocas veces. Por lo general, me gusta su forma de contar la historia, y aunque no es la típica novela que te pegas de un tirón, es una novela que te apetece terminar. El desenlace de la historia es rápido en tres cartas en forma de epílogo, cruciales en la historia.
La recomiendo: «El dulzor de la tierra», de Francisco J. Quevedo García.
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Rosi García 29.08.2019