VIVIENDO EN SU AROMA
Vaporosa, me dejo llevar por el balanceo de sus poemas; cada letra penetra en mí, dejando mi ser del todo empapado.
Suelo disfrutar en la ternura de sus latidos, en las sonrisas de sus mundos y en la cumbre donde sus sueños no son vencidos.
Dorada, me convierto en el amanecer de sus versos, bajo el terso pecho de mi Luna. Me cuelo por la ventana de sus jardines y en el Olimpo de sus deseos, sin titubear, sin él intuirlo, lo hago mío.
Bailo en la Luz que desprende, convertida en Hathor y entre sus destellos, un nuevo Universo desato.