TE RECOMENDAMOS… Retrato de Shunkin, de Junichirō Tanizaki.

Retrato de Shunkin, de Junichirō Tanizaki.

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Una reseña de Juan Francisco Santana Domínguez

¿Cómo empezar la reseña de una obra que me ha dejado impactado? Estamos ante una gran obra literaria pero lo cierto es que he dudado, pues no ha sido fácil elegir lo que he deseado transmitir pero, en cierto modo, son la fidelidad, la admiración, la obediencia, el aprendizaje y el amor, incluido a las aves, a los ruiseñores y a las alondras, aunque se podría decir que es algo más que el amor que Sasuke profesa a Shunkin los ingredientes de esta obra del escritor japonés Junichirō Tanizaki.

Retrato de Shunkin fue publicada en el año 1933 y se basa en hechos reales y en fuentes coetáneas como es la obra anónima La vida de Mosuya y los testimonios de Shigizawa Teru, discípula de Shunkin quien después de morir su maestra sigue al servicio de Sasuke. Shunkin, la protagonista femenina, o lo que es lo mismo Mozuya Koto, es una bella y culta mujer, de familia adinerada, de la era Meiji, que se da en Japón en el último tercio del siglo XIX. Queda ciega desde niña, por lo que debe dejar de practicar la danza, su gran pasión, y dedicarse al estudio de instrumentos de cuerda. Será Sasuke, el protagonista masculino, cuatro años mayor, el que le atienda y cuide desde niño, con devoción y admiración, hasta el final de sus días.  Se puede decir que todo gira en torno a la ceguera de la protagonista, su carácter prepotente, dominante, despótico y cruel, fruto de su condición social y de su desgracia, y los atentos cuidados que su criado Sasuke le profesa de por vida y el uso de los instrumentos musicales tradicionales japoneses del samisen, de tres cuerdas, y el complicadísimo koto de trece cuerdas.

Nos lleva a pensar que si en realidad Shunkin sentía amor por Sasuke o era mero interés, incluido el sexual, o el sado masoquismo de los protagonistas,  la necesidad de sus fieles servicios, muchas veces pagados con vejaciones y malos tratos, pero aceptados amorosamente por Sasuke. Según avanza la narración muchas preguntas van encontrando respuestas. Lo cierto es que va a ser una relación que nos sorprende, con decisiones difíciles de entender para los lectores, pero que los protagonistas aceptan de buen grado, consiguiendo llegar a un final inesperado. Es la cultura de los protagonistas y la del propio autor de la obra la que hace que indagues en lo más profundo para intentar buscar la comprensión hacia dos maneras de entender la vida. Lo cierto es que logra que pensemos, profundamente, como si de un ejercicio filosófico se tratara, sobre diferentes cuestiones, sin pretender que seamos jueces pero sí que saquemos nuestras propias conclusiones, que no necesariamente van a ser las  mismas en cada uno de los lectores.

Volviendo a la intensa relación de los protagonistas hay que decir que se trata de una unión inmensamente oscura pues es algo que Shunkin nunca quiso socializar, incluso negándola, renunciando, por ello, a los hijos que tuvieron en común y dándolos en adopción, sin ningún tipo de reparo.

El autor nos deja pensando, reflexionando, sobre diversas cuestiones: el amor, la devoción, la admiración, la sumisión, la amistad, la confianza, la crudeza y la dureza en el trato al otro, las diferencias de clase, el abandono; también el aprendizaje, uno con métodos abusivos y que utiliza la violencia y el ridiculizar en público a los educandos, y el otro con el respeto y el deseo de transmitir lo que se sabe; la consecución del máximo grado en el uso del samisen, a base de estudio, dedicación y tiempo; el elegir entre la arrogancia y la sencillez en el trato para con los alumnos.

El autor de esta obra, Junichirō Tanizaki, nació en el barrio de Chūō, en Tokio, el día 24 de julio de 1886 y está considerado como uno de los padres de la novela contemporánea de Japón. Después de momentos de buen vivir conoció las carencias y la humillación, que se ve reflejado en la obra recomendada, y en otras de sus obras. Es un fiel transmisor de la cultura tradicional japonesa a través de su brillante narrativa, teatro y ensayo. Entre sus obras se pueden destacar, además de la reseñada: Hay quien prefiere las ortigas (1929), Las hermanas Makioka (1947) y La llave (1956), El diario de un viejo loco, Jotaro el masoquista o Sobre Shunkin. En todas sus obras se aprecia la magistral recreación de los ambientes y los estados del ánimo, siendo un autor que ha acercado las culturas de Oriente y Occidente. Por sus logros, aunque se tardó en reconocerlos, le fue concedido, en el año 1949, la Orden del Mérito Cultural por el gobierno de Japón. En el año 1964 fue elegido miembro honorario por la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras, siendo el primer escritor japonés que los conseguía. Nos dejaba en Yugawara, Prefectura de Kanagawa, el 30 de julio del año 1965. La lectura de Retrato de Shunkin no sólo nos va a acercar a un autor de culto sino que nos deja diferentes sensaciones pero, sobre todo, no nos va a dejar indiferentes.

 

Juan Francisco Santana Domínguez

3 comentarios

  1. Juan , con tu excelente comentario, me han dado muchas ganas de leerlo. Lo haré .
    Me parece un argumento con una amalgama de fuertes contradicciones . Estoy expectante.
    Gracias y felicidades

    Me gusta

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