XXV Relatos, de Roberto Cabrera
Una reseña de Isa Guerra
“Al llegar, Robin Fly desmontó la bicicleta portátil made in Taiwán. Quedaban lejos los tiempos en que robara dinero a sus padres para comprar una camiseta olímpica en casa de Mariquita “La Mora”. En su escaparate en saldo, sacian los hombres del interior sus perentorias necesidades.”
Este texto de “El día más largo”, junto a “Peripecias de gato”, ”Changes”, “Amor Mora Roma”, o “La Rosaleda y Soledad de Zarathustra” entre otros, forman parte de “XXV Relatos», flash back con diversidad de registros que el polifacético Roberto Cabrera publica en Santa Cruz de Tenerife, en diciembre de 2006. Aparecen en El Vigía, editora en la Colección Zafir, nº 4 y alguna de estas historias fueron el detonante de ulteriores novelas como “Los lunares del césped”.
“En todas, la ciudad acompaña a los inasibles ya sea bajo la máscara de la parodia, o el manto de la paranoia”, como nos indica su autor.
El libro se abre con “El llanto de Margarita y otro estado prelógico” lleno de vivencias, recuerdos e “Ídolos de bruma” título de una de sus novelas, donde “las azoteas silenciosas regalaban sus soles de piletas repletas: el verano,” donde casi todo revive.
Tal vez sea “Suicidio en Desolación Road “ el relato más conocido, con las notas de últimas voluntades de su amigo R. Murphy que transcribimos.
Santa Cruz
Estimado amigo/a: No lejos de aquí puede que te tropieces con mis despojos. Mi tez morena y mis ojos azules, estarán buscando tus ojos como un gesto de traición a esta estúpida creencia de la inmortalidad. Procúrame una adecuada sepultura; cuida encargar a algunos músicos que acompañen mi féretro por la empinada cuesta por donde mi ataúd será transportado. El sepulturero ha de ser hombre entrado en años, un buen hombre que tenga a bien beber hasta la extenuación junto al fotógrafo, que avisa a los gendarmes para las redadas que suelen practicar los que asedian con temores nuestras tristes verdades, elaboradas a la sombra de los almendros en el subsuelo de la patria. Que la inteligencia te acompañe siempre, mientras trates de buscar la felicidad y conducirte con alas de mosca entre los bambúes, plagados del tabú contra el amor, que en estas calles, parece conservarse intacto para unas y otras generaciones. Y he de decirte que aún hemos de morir demasiados porque la libertad no se regala ni aparece de postín bajo ninguna alcantarilla de las plazas. Ni se halla en las sedes de partidos políticos, ni en tantas noches perdidas en bancos congelados. La libertad está en las sombras, cuando el miedo se achica y la esperanza se yergue cual punta de lanza en el deseo.
Cierra mis párpados y reza una breve oración que por antigua sea desconocida por los que odian a la raza y se estremecen al ritmo de nuestros sones de amor y desprecio.
Fdo. Rogelio Murphy
Todo el compromiso sartreano del mundo, en “Corpas”. En “Las gaviotas” rememora la playa nudista de arena negra, cerca de Anaga, a la que todos fuimos alguna vez, trayecto curvilíneo en el que el revisor no entiende de poemas, en este relato apuesta por el ejercicio de fundirse con la naturaleza en ese Nosotros, donde dirá
Nosotros no somos gente amaestrada. Somos hombres de nuestros barrios. Somos la sal, la tierra, la esperanza.
Y termina el relato en ese Betún, botín, botica…
Precede a “Viaje a Hero” una cita de Novalis que dice: “Lo propio del cuento es ser como un sueño, sin coherencia. Un conjunto de cosas e incidentes maravillosos (…) Una historia insertada en el cuento es ya una injerencia extraña.”
Roberto Cabrera, filósofo, poeta, narrador, músico de rock, componente del grupo de jazz Gato gótico. Fundador de revistas como Teresa en el balneario, El buey de las estrellas, o El viejo noray, colaborador de publicaciones literarias como Poesía, Liminar, Mestrua Alba, La Fábrica o Taramela, entre otras, nos sorprende con esta obra que respira rebeldía envuelta en un discurso a modo de monólogo interior, como en el excelente relato Amor Mora Roma, dialéctica de la vida, del amor en estos tiempos.
Esta obra, estos 25 relatos, se encuentran entre la mejor narrativa corta del siglo XXI en Canarias. No sabemos por qué J.J. Delgado no la ha incluido en la “Antología de relatos canarios del siglo XX”, siendo su autor coetáneo de Sabas Martín, Anelio Rodríguez Concepción o Víctor Álamo de la Rosa. Pensamos que es debido a criterios subjetivos o como señala su autor: “Habrá quienes adviertan ausencias destacables.” Y que “nunca se podrá justificar esas omisiones de manera adecuada.”
Por ello estas páginas de reconocimiento a un autor, Roberto Cabrera, profesor de filosofía, que si en los objetivos de la citada Antología estaba el fomentar el gusto por la lectura, en esta obra se ha conseguido con creces. Relatos urbanos, ruptura de convencionalismos y normas sociales, creatividad y surrealismo afloran espontáneamente. Personajes cosmopolitas que trascienden el espacio y el tiempo.
“Vivo en un barrio marginal. Pero mi casa es ésta, la plaza, el bar, la rotonda del cruce peatonal, los camareros con las grandes bandejas, el transporte, aquel primo lejano, los jóvenes y las jarras deslizándose en las horas puntas, el chirriar de la persiana de mi taller de las guitarras rotas,” nos dirá en “El bar de las tres esquinas” uno de los últimos relatos que cierran el libro.
Este autor reivindica la importancia del cuento literario en las islas empleando recursos que emanan de la tradición oral isleña hasta el surrealismo.
Es un innovador de la prosa en Canarias, en su empeño de reavivar la realidad isleña desde todas las perspectivas con registros insólitos y de una gran riqueza expresiva.
Y para concluir, unas notas del último párrafo de Amor Mora Roma,
“Lo demás es gastar saliva; destapa la botella, poca espuma para ti, mucha para mí, que los labios -escarcha de domingo- nos recuerden que fuimos más cambulloneros que la generación anterior.”
Isa Guerra
Buena reseña de un escritor (desconocido para mí) que da la impresión de ser un maestro en el manejo de las frases, según las citas que hace Isa Guerra. De todos modos no estoy de acuerdo con Novalis, mencionado en este párrafo:
[…] una cita de Novalis que dice: “Lo propio del cuento es ser como un sueño, sin coherencia. Un conjunto de cosas e incidentes maravillosos (…) Una historia insertada en el cuento es ya una injerencia extraña.”
No creo que el cuento (ni siquiera el cuento surrealista) sea un conjunto de cosas e incidentes maravillosos. Creo sí, como lo indica Cortázar, que el cuento tiene que tener claro desde la primera frase hacia donde se dirige y culminar en ese final. Así es como trabajo en todo cuento.
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Muy bueno mi querido Isa. Un besote enorme mi niña.
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Mil gracias, Isa Guerra, por esta reseña. Me has despertado un interés inusitado por leer a Cabrera. Un abrazo!
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Hola. MUCHAS GRACIAS por los comentarios. La cita de Novalis precede a uno de los relatos.Me alegra que les haya gustado la reseña y que haya despertado el interés y la motivación por la lectura de esta obra.
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