Arrecia, de Ernesto Suárez
Ediciones La Palma, 2017
Una reseña de Rubén Mettini.
El 21 de noviembre en la Biblioteca Insular asistí a la presentación del poemario Arrecia de Ernesto Suárez. A Ernesto lo conocí en Tenerife donde tuve la ocasión de oír y leer su poesía reflexiva y serena. Suárez es un poeta “lento”. Sus publicaciones son limitadas y pueden pasar cinco o 10 años entre una y otra. Va configurando sus poemarios en torno a una temática y los deja allí, descansando, sin prisa por mostrarlos al lector. Una actitud admirable en una época en que los escritores y diletantes no han acabado su poema para colgarlo en una red social, esperando respuestas.
En la presentación Oswaldo Guerra, Director General de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, analizó dos o tres poemas de Suárez y ese análisis lúcido dio pie a esta reseña. En esencia, comentó que el poemario trata esencialmente sobre la muerte, Ernesto Suárez nos dice que llegó a un momento de su vida donde la muerte comienza a ser un tema esencial en su poesía. La muerte del héroe en el poema Cartas a Héctor, la muerte en la cadena trófica donde la gacela sucumbe al hambre de las leonas, la muerte de los parientes donde dice: Mi madre enciende velas para iluminar a sus muertos o la intuición de la propia muerte ante el paso inexorable del tiempo, un concepto disperso en muchos de los versos del libro.
El poeta marca sus versos con signos que nos detienen en la lectura. A veces son paréntesis, pero a diferencia de los paréntesis que aclaran un concepto anterior, en Suárez tienen el poder de corregir o completar la idea. Aquí unos ejemplos:
El poema Mi madre enciende velas acaba con:
Un murmullo se escucha (como si alguien).
En el poema Acción de felicidad nos dice:
Nos conduce apenas la constancia de un soplo
Tan breve. (Tenue).
A veces aparecen guiones como para resaltar una palabra o para llevar la atención del lector sobre ella. En muchos casos leemos preguntas retóricas como en el poema Pesadilla del francotirador donde se pregunta:
¿Qué sería ver lo que comienza
y lo que acaba?
Todos estos signos visuales forman parte del poema como si fueran nuevas palabras. Oswaldo Guerra comentó, acertadamente, que la poesía de Suárez es mejor leerla que escucharla, para detectar la disposición de los versos, su métrica, los signos añadidos, incluso las repeticiones de frases, porque todo eso está allí deliberadamente, para que el lector reflexione.
Ernesto afirma que no es un poeta “sentimental”, sino reflexivo. Su vida personal le parece insignificante respecto a la meditación que sus poemas pueden crear; una meditación que desea compartir con el posible lector que llegue a su libro.
Quiero citar un poema que a mí me gusta particularmente. Aunque evoca por la desnudez y la métrica la poesía china –además porque comienza con la cita de un poema de Wang Bo–, para mí está hablando de Ulises y de su regreso como extraño a su propia casa:
Invitado a mesa ajena, distinta tierra. Un vaso para el huésped
Wang Bo
A mi mesa soy el invitado.
De la fuente de mi casa bebo
Un vaso de agua clara,
Para saciar la sed de tanto viaje
Que siempre es regreso.
Arrecia es una pequeña joya que celebra los 20 años que Ernesto Suárez lleva publicando con Ediciones La Palma. Si buscan una poesía para releer, meditar y descubrir, recomiendo este poemario.
Facebook: Rubén Mettini
Lectura pendiente. Gracias, por la reseña, Rubén.
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Muy buena reseña mi querido Rubén. Un besote enorme mi niño.
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