¡Qué cosas más raras me ocurren!
Un abejorro de pantalones a rayas
me pasó al nivel de la nariz,
justo para que me detuviera,
y me detuve.
Entre la hierba, a mis pies,
alguien había perdido un verso,
mutado en pluma de pájaro de buen agüero.
La puse con mucho tiento
en la palma de mi mano.
No tardo una brisa en llevársela
Para entregarla a su dueño.
Curioso, en casa la encontré durmiendo
sobre mi último poema escrito.
Un abejorro de pantalones a rayas
zunbaba buscando por donde irse.
Abrí la ventana. Se fue…