TE RECOMENDAMOS… El mundo de ayer, de Stefan Zweig

El mundo de ayer. Memorias de un europeo, de Stefan Zweig

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Una reseña de Rubén Mettini

Este es uno de los libros que más me ha marcado en los últimos años. Fue esencial para mí descubrir a Stefan Zweig, un escritor que fue muy conocido en las décadas del 50 y 60 del siglo XX y que luego cayó en el olvido, hasta que la editorial Acantilado recuperó toda su obra en los últimos años; obra que es realmente extensa.

Zweig escribió muchas y magníficas novelas, entre las cuales: Amok, Carta de una desconocida, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Novela de ajedrez; algunas de ellas fueron llevadas al cine. Publicó poemarios, obras de teatro y, también, innumerables biografías de personajes muy diversos como Paul Verlaine, María Antonieta, Américo Vespucio, Erasmus de Róterdam, Balzac o Montaigne. Es un placer leerlo porque su prosa tiene una precisión y una claridad que me deja atónito.

Nació en Viena (Austria) en 1881 y murió en Petrópolis (Brasil) en 1941. Desesperado por el futuro de Europa y convencido de que el nazismo se extendería a todo el mundo, exiliado en Brasil, decide suicidarse con su mujer. La última frase que dejó escrita deja patente el tipo de hombre que fue:

«Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra».

El libro que reseño, El mundo de ayer. Memorias de un europeo es su biografía, escrita poco antes de morir. En el Prefacio del libro nos cuenta que tiene 60 años, que ha vivido dos guerras y que tuvo que cambiar de vida y de lugar de residencia, a tal punto que ya no sabe a dónde pertenece. El mundo de su juventud en Viena, alrededor de 1940, ha desaparecido. Las dos guerras mundiales han hecho que los europeos perdieran la razón. Cuando escribe esta biografía ya no tiene ningún libro a mano, ni ningún amigo para consultar los datos. Lo que se ha olvidado tal vez debía de ser olvidado, nos dice.

Estas memorias, publicadas tras su muerte, revelan la inusual actualidad de un autor que en 1914 ya promovía una construcción europea basada en la comprensión y la paz entre los países. Un proyecto que requeriría aproximadamente 80 años para ver la luz.

El capítulo dedicado a la Primera Guerra Mundial es esencial para abominar de las confrontaciones bélicas. Al autor le bastan unas pocas páginas para describir con precisión la irracionalidad de los pueblos en estas situaciones y también para construir un alegato pacifista. El encuentro con el poeta Rainer Maria Rilke, vestido de soldado, envejecido por la acción militar, es la brillante y triste culminación de este capítulo. En verdad, todas las páginas dedicadas a Rilke son de una escritura perfecta. Resulta difícil olvidar la profunda humildad del que es considerado unos de los mayores poetas alemanes.

Durante la Primera Guerra, Zweig mantiene una intensa correspondencia con el escritor francés Romain Rolland. Aunque las cartas pasan por la censura, llegan a los destinatarios. Desde 1914 y durante toda la guerra, los escritores mantienen una larga correspondencia. Rolland quiere unir a los intelectuales franceses y pretende que Zweig haga lo mismo con los escritores alemanes y austríacos, con el fin de que todos ellos se pongan de acuerdo a favor de la paz. Esta correspondencia creó un ambiente de hostilidad hacia ambos escritores que fueron considerados traidores a su patria por querer pactar con el «enemigo».

Desde el principio se hace patente el espíritu liberal del autor y también su extracción alto burguesa. El mundo que él supone tan ordenado y equilibrado antes de la Primera Guerra es el mundo de la burguesía. De todos modos, posteriormente, Zweig reconoce la importancia de la aparición del socialismo, diferenciando perfectamente la reivindicación proletaria de la presión ejercida por los grupos violentos del nacional socialismo, grupos que llevarían a Hitler al poder.

Dejándonos llevar por una prosa perfecta, escrita por un auténtico humanista, esta biografía es uno de los mejores textos para entender la historia del siglo XX. Por sus páginas desfilan los personajes más importantes del siglo. Entre ellos, Benedetto Croce, Richard Strauss, para quien Zweig escribió el libreto de una ópera, Dalí a quien llevó a casa de Sigmund Freud, antes de que este muriera afectado por su cáncer de paladar, para que el pintor hiciera un retrato. Además aparecen Gorki, Paul Claudel… El etcétera es larguísimo.

Si realmente quieren tener una visión objetiva del siglo pasado, El mundo de ayer. Memorias de un europeo es el libro que el lector debería tener a mano y leer permanentemente.

Facebook: Rubén Mettini

3 comentarios

  1. Muchisimas gracias, Rubén, por aconsejarnos muy bien con este libro que deberíamos tener a mano. La Europa del siglo XX es algo que no deberíamos ignorar y es seguro que con Stefan Zweig sería un placer navegar por la Europa del siglo pasado. Desde Londres besos y abrazos, Andrea Molina.

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