Nuevas tendencias
Cuando quedó solo, su rutina se hizo invariable. Los días eran predecibles, inmutables, exactos. Hasta aquella tarde de sol radiante y endemoniado calor, en el que se le ocurrió abrir un poco el pantalón de su pijama mientras tomaba el bocadillo. Un golpe de calor le obligó a levantarse para encender el ventilador. Llevaba el vaso de té frío en la mano y el pan en la otra, cuando sus pantalones cayeron al suelo. Por un momento, no supo qué hacer. Con las manos ocupadas, tuvo que decidir entre su comida o tapar sus vergüenzas. Pudieron más el olor de los calamares y la brisa suave que sintió de la cintura hasta los pies.
Desde entonces, su nueva norma es incuestionable: no permite la visita de sus hijos y nietos a las horas del almuerzo, cuando totalmente desnudo se sienta a comer disfrutando de la suave brisa marina.
Facebook: Marlenis Castellanos
Cuando alguien escribe exacto y retrata el mundo exterior y, a su vez, el interior de otra persona…debe pensar que ha escrito algo importante.
^^
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Estupendo relato Marlenis, no hay nada como un bocadillo de calamares… y esa sensación de libertad.
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