Remembranzas mudas
Tus labios, recorriendo cada pliegue
de mi piel, hoy añoran los instantes
que antaño fueron brasas, tan constantes,
que el cielo ennegrecía. Dulce envegue.
Quedo a la espera del dolor que niegue
a esos grisáceos ojos, penetrantes,
con tu mirar incrédulo. Sedantes
caricias en el iris, sin que ciegue
tu recuerdo aterido. Fríos tiempos
de antaño y del presente, que en caricias
adoba los suplicios. Pasatiempos
de amores encendidos, de pericias
carentes del rechazo edulcorado
a quienes llegan presto, sin pasado.
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