Juan Francisco Santana – Falsedad

Falsedad

Te vi pensativa cruel consuntiva de mentiras, como ausente, Falsedad, en esos mundos perdidos, esos que algunos niegan, en los que, a veces, te suelo encontrar, en las profundidades, en los cauces en los que el barro nos cubre, pues como bien sabes los transito cada día, acercándome con el propósito firme de que, al menos, tan sólo uno de los que allí se establecen, desnortados, pueda volver, de nuevo, a su morada, donde esperan unas almas descorazonadas que lloran, entristecidas, su ausencia.

Allí, en aquel quimérico lugar, te vi henchida, rodeada de cucañas, besando a tu ego, con un lastre repleto de infamias, pues crees, ¡pobre ignorante!, que la vida, la de los otros, es simplemente tu capricho, enviándoles hirientes mensajes, que camuflas de sueños de hadas, haciendo que pobres crédulos se sumerjan en tu ácido lodo, arrastrándoles sin piedad a no ver la luz que se escapa entre los dedos haciendo de la mentira una quimera disfrazada de paje entre la paja que allí, desde siglos, se acumula.

Hoy, la timada, a la espera de que todo acabe se encuentra, asida a un hilo, a una agonía que espero pasajera y tú, pelele, danzando, confiada, en las cuerdas que pueden ceder y así caer al vacío del que nunca se regresa. ¿No te lo imaginas! Esa falsaria y enfermiza luz que tú proyectas está apagándose, ¡lo sabes!, por cada equivocado paso que das, en tu ignorancia, creyendo que todo es un juego cuando es el serio discurrir de la vida.

Marinero, sin barco, que vas a la deriva, detén tu marcha e intenta cubrir el hoyo que, insistente, te llama. ¡Qué no se vaya! ¡No! ¡Qué no se vaya! La que en ti creyó cuando no eres nada o sólo un bulo que cree ser estrella que encandila…¡no olvides que el fuego estelar se va apagando, poco a poco!

Pierde más el que queda sumido en la amargura de no haber logrado aquello que soñaba que aquel que decide irse al otro lado buscando a la paz que no cura la desdicha. ¡Cuántas lágrimas has hecho brotar en ojos que sólo para ti se abrían! Piensa en el daño que produces y no vendas el hielo que congela y que apaga la luz del que te sigue.

Cruel vanidosa Falsedad rompe el espejo en el que cada instante te miras, ¡el que lo que quieres escuchar siempre te dice!, y mírate, sin miedo, en las aguas del estanque en el que se ahogan las infames vanidades. Sufre tú el desgarro que la mentira produce al desnudarse y haz caso a Narciso que te mira desde aguas que llaman la atención de tus locuras cubriendo de rojo sus pestañas. Hoy he llorado y mañana y pasado por quien tú, ¡ególatra insensible!, vilmente has engañado deseando, ardientemente, que su enfermiza partida se retrase.

Facebook: Juan Francisco Santana 

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