Anacronismo
Cuando aquel señor con bastón, cornetilla en la oreja y la vista entornada irrumpió en la plaza, parecía bastante sorprendido. Confundió los móviles con mecheros para prender barricadas de neumáticos, los palos de selfie con tirachinas y creyó que las botellas de alcohol estaban vacías para los cócteles explosivos. No veía a nadie con pasamontañas ni con intenciones de taparse la cara, pensó para sí “¡qué gremio tan valiente!”. Los vio sentados, recostados sobre el césped, algunos con cara de cansados, otros durmiendo, otros besándose con sus parejas, mucha gente haciéndose fotos, contentos, felices, satisfechos. Con la plaza abarrotada y no había ni policía. “Estos han ganado, estos han ganado”, no paraba de repetirse mientras el bastón le bailaba con tanta alegría que casi se cae de no poder apoyarlo bien.
– Hijo, enhorabuena, ¿por qué se lucha?
– Aquí no hay lucha, abuelo, la verdadera lucha está en las redes
Con tremenda alegría se volvió aquel señor por donde había venido y pensando para sus adentros… “la lucha está en las redes, qué modestos son estos del sector pesquero, ya era hora que lucharan por lo suyo…”
Más tarde me enteré que su nombre era Avelino Alonso, y que había despertado de un coma profundo, causado por una pelota de goma en la huelga minera de Asturias del 62, a la que fue a acompañar a su padre.
Se despertó casi medio siglo después, un sábado por la noche.
Facebook: Iván Sosa
Muy bueno Iván, no me esperaba ese final.
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Sublime. Besos y abrazos del Alma.
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Jejeje…..muy, muy bueno.
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Como dice Macu Flores es un cuento muy bueno, con un final inesperado. Recuerda el argumento del film, «Good Bye, Lenin», con una abuela que se despierta después de la caída del muro y el nieto quiere ocultarle que las cosas cambiaron completamente. Te felicito, Ivan.
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