Ilusiones difusas

Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando se encontraron con los tuyos de nuevo.

Después de tanto tiempo, ahí estabas, otra vez, mirándome como si fuera el ser más hermoso sobre la tierra.

Tu mirada clavada en mí era como un soplo de aire fresco en una noche de verano.

Y me hablaste…y tus palabras llenas de sinceridad traspasaron la coraza en la que había envuelto a mi corazón herido para protegerle.

Llegaste hasta lo más profundo de mí otra vez, como un calmante para mi alma herida.

Alcé mi mano para tocar tu rostro y entonces…te esfumaste en la noche eterna.

Todo había sido un sueño, un espejismo, una ensoñación de mi alma rota que te extraña y te anhela cada día.

Cierro mis ojos ahora, esos que lloran en silencio, con la esperanza de volverte a ver, en mis sueños donde siempre habitas, donde somos uno.

Facebook: Zeneida Miranda