Forma sin materia
Luz tibia, tersa, claridad diamantina, ni cegadora, ni punzante. Apatheía lúcida y pacífica, de estar siendo sin tensión ni presión alguna. Plenitud radiante de estar siendo sin dolor corpóreo, sin ambición, sin urgencias perentorias, sin necesidades insoslayables. Paz plena y eterna. Felicidad tranquilizadora que late sin temer fatalidades, sin sorpresas escondidas. Existencia plena del yo sin temor alguno a lo venidero, sin temor a herir o ser herido, sin hambres vejatorias, sin violencia. Solo un yo radiante sin recuerdos hirientes ni errores latiendo en la memoria.
Deseo puro de anhelar existiendo, siendo forma sin materia. Ojalá sea cierto: cuando se cumpla que vivir ha sido el don para aprender a morir.
Facebook: Roberto Iglesias
ME GUSTÓ MUCHO CÓMO LO DESCRIBES Y COMO TU DICES ‘ OJALÁ SEA CIERTO ‘ SALUDOS DESDE LONDRES. ANDREA MOLINA
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Profundo, Roberto!! Seguro que el «después» se parecerá mucho a lo que tan bien describes. Eso espero.
Saludos.
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