El génesis, de Robert Crumb

Una reseña de Roberto Iglesias
Robert Crumb (Filadelfia, Pensilvania, 30 de agosto de 1943) es un historietista, ilustrador y músico zurdo de banjo. Es considerado como uno de los fundadores del cómic underground y es quizá, a día de hoy, la figura más destacada y emblemática de dicho movimiento.
Crumb se introdujo muy pronto en el dibujo de cómic gracias a su hermano mayor Charles, que lo obligaba a dibujar constantemente. Robert y sus hermanos produjeron pronto sus propios cómics que vendían por el vecindario.
Para ganarse la vida empezó dibujando tarjetas de felicitación y en 1967 se va a San Francisco, que en la época era el centro neurálgico de la psicodelia y el movimiento hippie. Allí editó el primer número de su fanzine Zap Comix, el acta de nacimiento del cómic underground norteamericano ganándose un notable éxito entre los melenudos colocados.

Crumb abordó abiertamente temas tabú como el sexo (en sus variantes más aberrantes) y una compleja crítica política y social, algo muy transgresivo en aquellos años. Era la contracultura, que resulta que se estaba convirtiendo en una industria a tener en cuenta entre la juventud.
Janis Joplin le encargó la portada de su primer disco (e intentó inútilmente que vistiera a la moda), Ralph Bakshi hizo una peli sobre el gato Fritz (la primera película de dibujos animados clasificada «X»), y de repente Crumb empezó a ganar un buen dinero con sus historias bizarras y políticamente incorrectas.
Pero Crumb, era ante todo un antisocial, y decidió retirarse a una granja apartada. Siguió dibujando historietas autobiográficas y escenas sobre su afición por el blues, jazz y country prehistóricos (que por cierto, él practica musicalmente por medio de su banjo con los Cheap Suit Serenaders).
Este comic que reseñamos aquí ahora es un titánico trabajo de cuatro años, minucioso y exhaustivo en lo documental, que asume el doble riesgo de trasladar a viñetas una obra maestra de la literatura universal. El resultado es una lectura fascinante que enriquece y amplifica el original, así como la prueba definitiva de que Crumb se encuentra entre los más grandes artistas de nuestro tiempo. Realmente ameno, ¿pasaría la prueba de ser libro de texto en las clases de religión de los institutos de secundaria?…Misterio…
Muy buena reseña. No entraría nunca en clases de religión en ninguna clase de instituto porque sus viñetas y sus personajes son muy underground.
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