Ya es lunes
Los días pasan de prisa. Es lunes, te despides de Adriana y sales corriendo a ver el mar.
Disfrutas del azul en cualquiera de sus tonalidades. Te gusta ver a los surferos recorriendo las olas hasta desencajar en una playa sin arena. La fajana, piedra invencible expulsada siglos atrás por algún volcán, los recibe aburrida de verlos día a día. Siempre seguirá allí, esperando los jóvenes descalzos y mirando a quienes, como yo, solo se sientan a disfrutar del mar gris.
Los días pasan volando, ya comienza otra semana, me repite Adriana.
Todos los lunes.
Como siempre, te despides de ella, pero ya no corres. La artritis te lleva con calma hasta la fajana. Ella te espera. Te sientas a ver a los nuevos jóvenes que surfean las olas. Los otros, hace años que se fueron a ser mayores. Tu siempre regresas a caminar entre las piedras, mirando el mar, casi siempre gris, pocas veces radiante.
Qué de recuerdos, qué juventud de ayer, qué trazas del tiempo, siempre el agua que forma la ola es otra.
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Me encanta. De nuevo, lunes.
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