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Hacia el sur. Viajes por España, de Virginia Woolf

Una reseña de Rubén Mettini

Ilustraciones de Carmen Bueno- Editorial Itineraria. 2021

Para reseñar este libro, advierto que Virginia Woolf nunca hizo «escritura de viajes». Su especialidad fueron los diarios, los ensayos y el género epistolar. Este libro se conforma con los apuntes de viajes obtenidos de sus diarios, cartas o ensayos, un total de 50 páginas. A cambio, en el libro hay tres prólogos que echan luz sobre la vida y los viajes de la escritora. De modo que me centraré en esos prólogos para desarrollar la reseña.

El primer prólogo lleva el nombre «Un paseo desde Bloomsbury a la Alpujarra», escrito por Verónica Pacheco Costa, profesora titular en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y también traductora. La profesora nos cuenta que Virginia hizo el primer viaje siendo muy joven, con solo 23 años, y acompañada de su hermano Adrián. Las páginas de estos apuntes muestran la incomodidad de la autora inglesa ante la falta de las comodidades que gozaba en Londres. Además, expresa un cierto disgusto por tener que convivir con otras costumbres y con idiomas que desconoce. Parte de este primer viaje se integra con un ensayo publicado en The Guardian en 1905: Una posada andaluza, un divertido fragmento donde pone de relieve el total desconocimiento de los andaluces del idioma inglés.

El segundo viaje lo hace en 1912 con su esposo Leonard para celebrar su luna de miel. De este viaje solo quedan dos cartas escritas mientras se encuentra en Tarragona, aunque después la pareja visita también Francia e Italia.

En el tercer viaje, vuelve acompañada por su marido. Virginia tiene cuarenta y un años. El fragmento es un ensayo aparecido en Nation & Athenaeum, llamado Hacia España, publicado en 1923. Aquí ha desaparecido la jovencita inexperta y llena de prejuicios del primer viaje. Ahora la escritora es una mujer que ve a España con otros ojos. Se maravilla con los paisajes de Granada, con la naturaleza salvaje, los perfumes y los colores que le fascinan.

El segundo prólogo escrito por Ángeles Mora, escritora y poeta lleva por nombre «La curiosidad viajera e intelectual de Virginia Woolf (Feminismo, literatura, vida)». Allí

nos cuenta que Virginia tuvo una estupenda formación en su infancia y dispuso de una magnífica biblioteca familiar. Esto, sumado a su espíritu especialmente delicado, la llevaron a un mundo interior inestable, pero muy rico. A los nueve años, Virginia inventó un periódico que tituló con la dirección de su casa familiar en Kensington. Pero no todo fueron rosas en su vida porque, en su juventud, decía escuchar voces. La enfermedad (el trastorno bipolar) la llevó a ingresar en un sanatorio para enfermos mentales.

Ya casada, Leonard Woolf, su marido, estaba pendiente de que ella no se hundiera en sus terribles depresiones. No pudo evitar que, en 1951, cuando tenía cincuenta y nueve años, Virginia se suicidara hundiéndose en el río Ouse.

La escritora no asistió a la universidad, se formó leyendo y escribiendo. Fue afortunada porque, a los veintitrés años, el editor del Suplemento Literario de The Times, le encargó una reseña sobre William M. Thackeray y Charles Dickens. Esta colaboración con el periódico duró treinta años. Escribiendo esos artículos, Virginia había olvidado los convencionalismos que limitaban a las mujeres, se preocupaba por la injusta situación social de todas ellas. Se preguntaba de qué servía que una mujer estudiara si solo podía ocuparse del hogar, el marido y los hijos.

En el libro Una habitación propia se recogen todas las conferencias que dictó en 1928 en dos colleges para mujeres de la Universidad de Cambridge. Allí reivindicaba que las mujeres tuvieran una «habitación propia» y contaran con independencia económica para poder escribir. En su novela Orlando se cuestiona la dualidad hombre/mujer. El personaje de Orlando vivirá a lo largo de cinco siglos, desde la época Isabelina hasta el 1928, fecha de publicación de la novela. En un momento del siglo XVII, Orlando se transforma mágicamente en mujer. El cambio de sexo le permitía a Virginia marcar la desigualdad que conllevaba pertenecer a un sexo u otro. Orlando es considerada hoy una novela de referencia del feminismo y para las diversas formas de identidad de género.

El tercer prólogo lo escribe Anita Botwin, periodista y tuitera, además de activista del feminismo o la diversidad funcional. Este fragmento lleva por título «Los tres sures de Virginia Woolf». A través de este fragmento sabemos que el primer viaje,

en 1905, fue la respuesta a un brote depresivo que tuvo la escritora tras la muerte de su padre. Esta sería una de las numerosas depresiones que sufrió a lo largo de su vida. Anita Botwin nos cuenta, guiada por el relato de Virginia, que la escritora y su hermano se hospedaron en un hotel en Sevilla y tomaron una deprimente cena. A ella no le gustó el paisaje, lo definió como una llanura sin árboles, castigada por un sol abrasador en el mes de abril. Tampoco le llamó la atención la catedral de Sevilla. En cambio, le apasionó la Alhambra de Granada, pero le suponía una incomodidad viajar por España, porque los trenes se detenían a cada momento como si necesitaran respirar. Le molestó que nadie, en España, supiera hablar inglés. Y solo deseaba volver a casa.

En el tercer viaje, cuando vuelve a Andalucía con su marido, han pasado 20 años desde el primer viaje. En la Alpujarra monta en una mula para llegar a casa de su amigo Gerald Brenan. Virginia se siente cambiada, corretea por el campo y confiesa que le encanta viajar. Anita Botwin termina su ensayo diciendo que los 20 años encerrada en la biblioteca de su casa le habían hecho ver el mundo con otro prisma, liberada del corsé victoriano. En 1923, Virginia es una mujer libre, con una mente abierta y con otra percepción del mundo, quizá como síntoma de ese proceso de revolución feminista en que se encuentra.

Después de estos prólogos siguen las 50 páginas con fragmentos de diarios personales, algunas cartas y un ensayo donde nos sumergimos en la escritura observadora y poética de Virginia. Estos textos van pautados con delicadas acuarelas de Carmen Bueno.

Siempre es un gusto sumergirse en los libros de Itineraria porque es una editorial que se esmera cuidadosamente en la edición. Publican libros pequeños, con cuidada tipografía y bellas imágenes. Si quieren conocer algunos aspectos de la escritora inglesa, recomiendo la lectura de Hacia el sur. Viajes por España de Virginia Woolf.

Rubén Mettini

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