REGÁLAME UNA FLOR
Regálame una flor,
que necesito
recordar que aún existe la belleza;
saturarme del brillo de unos ojos,
impregnarme de olor a primavera;
apartar de mi mente mariposas
que se agitan en torno a mi cerebro
indómitas, rabiosas,
nublándome la luz sus alas negras.
Regálame una flor,
que necesito
desterrar esta noche la tristeza;
dibujarle color a mis fantasmas,
cantarles una nana y que se duerman;
navegar por caminos de ternura
con las ganas abiertas al abrazo;
olvidar la amargura
de grises de silencios y de ausencias.
Regálame una flor,
que necesito
vestir la madrugada de esperanzas,
extender las manos
y hacer una caricia con palabras.
Regálame una flor...
Francisca Díaz