La azotea de Fernanda Trías

Una reseña de Josefa Molina
A veces una se embulle en un libro de esos trepidantes y angustiantes que, a pesar de ello, no puede dejar de leer. Este ha sido el caso de la novela corta de Fernanda Trías, ‘La azotea’ (Tránsito, 2018). Aunque eso sí, lo reconozco, que en el caso de este trabajo de Trías, que constituye, además, su primera novela publicada, ha sido a pequeñas dosis, con lectura pausada y tranquila. Y, ¿por qué en pequeñas dosis? Por el ambiente tan asfixiante que materializa la autora uruguaya (Montevideo, Uruguay, 1976) a través de las páginas de esta novela, ganadora del tercer premio de la categoría Narrativa Édita del Premio Nacional de Literatura de Uruguay en 2002.
«El mundo es esta casa», dice Clara, protagonista de esta obra en la que relata la degradación paulatina e irreversible de su vida, su familia y su entorno, una vida marcada por el miedo a todo lo que le rodea que le lleva al encierro voluntario dentro de las cuatro paredes de una casa en la que convive con su padre, su hija pequeña y un canario enjaulado, que no deja de ser una metáfora misma del encierro al que somete Clara a sí misma y a su familia.
Trías, con una prosa muy cuidada y palabras perfectamente elegidas en cada frase, nos sumerge en los miedos de la protagonista a todo: a la calle, a los vecinos, a los servicios sociales, al mundo exterior,… en un delirio trepidante que es fiel reflejo del delirio emocional que sufre y que hace que se aísle del mundo y con ese acto, obligue al aislamiento a una hija, nacida en cautiverio y solo sale a la calle en una ocasión, y a un padre, enfermo y dependiente.
En este escenario, la azotea se convierte, por momentos, en el único espacio de refugio de Clara, un lugar desde el cual para mirar a los demás sin temor a ser observada, hasta que también, en su proceso de trastorno interno, lo convierte en un lugar amenazador.
Interesante obra de Trías en la que no pude dejar de encontrar ciertos paralelismos de angustia vital con el encierro obligatorio que la situación de crisis sanitaria nos obligó a vivir durante aquellas semanas de confinamiento absoluto hace ya casi un año, durante las cuales, y me incluyo, la azotea fue el único lugar de expansión y respiro.
No dejen de acercarse a este libro, seleccionado por el País Cultural en 2001, como uno de los mejores libros del año. No les defraudará.
Blog: josefamolinaautora.com
Leyendo la reseña uno entiende que, quizás por azar, el argumento me habla del confinamiento y de la «libertad» menuda que hallé en la azotea. Gracias por difundir la literatura uruguaya, gran desconocida.
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