Toma asiento
Como cada día, la sala de espera se hallaba colapsada, los susurros se convertían en gritos. Todas las historias presentes exigían su turno. Habían sido convocadas y describir sus mundos era su cometido.
El silencio fue el mazo de la sentencia, cuando las ganas se levantó de la silla, cogió la desordenada lista y señaló a una de las historias que esperaba con impaciencia.
La puerta del despacho contiguo se abrió y la tímida historia avanzó con pequeños pasos y una leve sonrisa. A pesar de los lamentos de aquellas que aún debían esperar su momento.
El despacho era un lugar caótico, lleno de hojas y bolígrafos, esparcidos por toda la habitación y un escritorio que soportaba el peso de una infinidad de ideas.
Historia no deseaba pisar los folios que, a pesar de la brisa de una ventana abierta, se mantenían pegados al suelo, debido a la narración que soportaban.
Se acomodó en el sillón, ante la atenta mirada de un joven que portaba un bolígrafo en la mano. A la espera de que historia liberara su odisea, con la esperanza de verla convertida en tinta y moraleja.
Viajero incauto
D.D.R
Me gusta me despierta la imaginación
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