TE RECOMENDAMOS… El gran número, fin y principio de otros poemas, de Wislawa Szymborska

El gran número, Fin y principio y otros poemas, de Wislawa Szymborska

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Una reseña de Rosario Ibrahim

Voltaire decía que la escritura es la pintura de la voz. La «Mozart de la poesía», la Premio Nobel de Literatura, Wislawa Szymborska, es para mí una de las poetas con mayúscula.

Desde su primer poema publicado en 1945 «busco la palabra», y quizás sin quererlo por su reconocida modestia, ya enseñaba al mundo su pluma, esa capacidad creativa que tenía con el dominio de las palabras. Esta grandiosa poeta, que me cautivó con la primera frase de su discurso, fue Premio Nobel de Literatura en 1996. No puedo estar más de acuerdo con ese primer párrafo donde dice que «parece ser que en un discurso lo más difícil es la primera frase», y continúa, «pero presiento que también las que siguen serán difíciles, […], porque tengo que hablar de poesía. Pocas veces tengo que hablar sobre este tema, casi nunca. Y siempre me acompaña el convencimiento de que no lo hago muy bien. Por eso no me extenderé mucho. Toda imperfección es más llevadera si se recibe en pequeñas dosis.» Me ha sorprendido enormemente que una poeta de su nivel pensara así. A medida que he ido leyéndola, investigándola, descubro su sencilla y profunda poesía como su humildad.

Con la metáfora de Voltaire, les cuento que la poeta, muy conocida en Holanda, era considerada, según aclaró un periodista que la conocía, como «un pintor holandés; observa los objetos y los iluminaba desde distintas perspectivas» En el año 1975, en una entrevista dijo que «en su poesía busca ese efecto que en la pintura se llama claroscuro. Quería que en sus poemas se encontraran e incluso se fundieran cosas magnánimas y triviales, tristes y cómicas». Sin duda, disfrutarán de esta obra «El gran número, Fin y principio y otros poemas», una obra compuesta por dos de sus libros, los considerados más valiosos y representativos de su obra anteriores y cinco aún no recopilados. Una obra poética traducida al español por múltiples voces, traductores del Instituto Cervantes de Varsovia. Contiene también el discurso que les he mencionado en anteriores líneas y que les recomiendo que lo lean, «El poeta y el mundo», discurso que leyó en Estocolmo con motivo de la recepción del Premio Nobel de Literatura de 1996.

A raíz del magnífico poema «El número Pi» del libro El gran número, empecé a interesarme por su poesía. Les cito algunos de este libro que me fascinaron como «El gran número», «Aviso», «Cebolla»,… Me encantó «ABC» del libro Dos puntos, que no se encuentra en este libro, pero que les recomiendo. «Nada dos veces» de Llamada del Yeti, de los poemas nuevos no recopilados, «Nubes», del libro que más me gustó Fin y Principio, los poemas «Fin y Principio», conmovedor e irónico como «Nada en propiedad», «La realidad»…


La poesía de Wislawa es la poesía de las preguntas generales, preguntas sobre la existencia, el lugar en el cosmos, en la naturaleza, en la historia. Habla del lenguaje de cada día, y como dice el traductora más fiel de la poeta, Malgorzata Baranowska, «su poesía atañe a los problemas más importantes de la vida y de la muerte, pero presentados de una manera infinitamente sencilla.» En su poesía está ese sentido del humor e ironía que la caracterizó.

Indagando en su trabajo poético e inquietudes no estaba de acuerdo en que su poesía sea existencial o filosófica, como muchos expertos definieron y siguen definiendo. Aunque también opino que algunos de sus poemas tocan esas temáticas.

La poeta vivió en su casa de siempre, sin grandes lujos. Dijo una vez que hubiese preferido no ganar el Nobel, por aquello de que no le gustaba ni viajar, ni el ajetreo de ser entrevistada tantas veces como los mil follones que conlleva la fama.

Infinitamente curiosa, casi al final de su discurso en «El poeta y el mundo», dejó claro la «gran estima» que le tenía a dos pequeñas palabras, «no sé», esas «pequeñas pero con potentes alas». Quiero pensar que también la palabra «sorprendente», por lo que comenta al final de su discurso, y porque nunca dejó de hacerlo, porque el mundo la sorprendía a diario, como ella lo hizo con sus lectores, porque nunca dejó de buscar las palabras adecuadas. A sus lectores, a sus colegas, al mundo poético, a ese que con mesura les dice en la última frase de su discurso «que siempre van a seguir teniendo mucho trabajo». Pues como ella, pienso que no hay tiempo ni medida exacta para decir que el trabajo creativo termina en algún momento, sino es la muerte la que lo haga. Con el poema «el número PI», me despido recomendándola infinitamente y continuo mi aprendizaje:

«Digno de admiración es el número Pi

[…]

…un siete que nunca será el último,

y metiéndole prisa, eso sí, metiéndole prisa a la perezosa eternidad

para que continúe.»

Rosario Ibrahim

2 comentarios

  1. Tengo la deuda de leer a Szymborska. Me gusta mucho la reseña de su poesía que ha hecho Rosario Ibrahim. Se comprueba que la poeta polaca llega con profundidad el lector/a y la escritora canaria se sintió realmente tocada por estos poemas. Gracias por esta reseña.

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    • Muchas gracias, Rubén. Soy de la opinión que hay que leer de todo, pero leer a la poeta polaca es una gozada. Atrévete a leerla, te va a encantar, lo sé. ¡Un abrazote!

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