
Mientras suena la dulce voz de una joven Joan Baez, me tropiezo con el verbo de Neruda, quien en su Libro de las Preguntas, una de ellas, me lleva a aquel recuerdo deseable e intempestivo.
Lo conocí en un noche de tempestad. No hubo palabras ni excusas, solo explotó la pasión. Una noche donde la luz reinó entre las tinieblas de lo imposible, donde el ritmo vibrante de aquellos besos y el desafío penetrante de nuestros cuerpos perdieron la pureza y la vergüenza. Pero como esa noche de tempestad, se fue para no volver y aunque no me importó, fue el único que despertó mi lado erótico.
Sigo escuchando ‘diamonds and rust’. Con la mirada en un punto fijo y una sonrisa tontorrona vuelvo de aquella quimera. Releo al poeta y su pregunta, que sin importarme que no haya respuesta, despierta las dudas; ”¿no será nuestra vida un túnel entre dos vagas claridades?”. Así es la vida, andamos entre claros y oscuros, risas y llantos.
Muy bonito microrrelato.
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