Juntos, siempre juntos

Tu mirada, siempre es tu mirada deslumbrante, vida mía, fuertemente unida a ésta que te mira desde el momento en que bajaste de aquel barco, buscándome entre tus sueños rotos, la que hace que la insenescencia se instaure, como un áurea que jamás se apaga, en mí, llevándome, mecido por tus suaves caricias y palabras que me restan parte del lastrante tiempo, ese que, de manera equivocada, se adelantó a tu presencia, el mismo que, en ocasiones, me hace pensar en cómo será el vuelo de las últimas aves.

La mirada, la misma que me cautivó, me llevará, estoy convencido, a emprender viajes vérnicos al centro de tu alma y haciendo de lazarilla luna, que jamás me abandona, a pesar de las distancias que, en ocasiones, nos unen como estrenuos puentes que por siempre deben ser tendidos.

Hemos ido juntos, siempre de la mano, desde entonces, a beber de la fuente, oculta para la mayoría de mortales, en la que Cronos se abandona al verse reflejado y juntos, siempre juntos, volando sobre quimeras confundidas con atajos que nos llevan a pasear por Shangri-La, la última frontera, haciendo nuestros sus ancestrales olores, sus exóticos sabores y una variada gama de colores que hicieron que el tiempo allí quisiera detenerse. ¡Siempre he creído que estaba esperándonos!

Juan Francisco Santana Domínguez