Y Ramón se fue
Al canto del gallo,
el sol sopló sobre el rocío.
Canto de cada mañana,
adiós de cada tarde.
Al canto del gallo,
nadie vino al corral
para ponerse las botas verdes.
Nadie para correr el cerrojo
y liberar las ovejas.
Se quedaron solas las botas
junto al alpende.
Las ovejas también.
No se oyó el chirriar
de la polea del pozo.
El llanto de María apagó la granja,
fue como un golpe de kárate
sobre un cristal.
El llanto de María,
ensombreció el trino de los pájaros.
Hasta el cercano riachuelo perdió su piel de plata.
Aulló el perro
la ida sin retorno de Ramón.
Cuando la noticia voló por el pueblo,
Domingo el bobo,
de puerta en puerta preguntaba:
Mañana ¿amanecerá como siempre?
¿Quién va a hacer que el sol salga?
Facebook: Francisco Lezcano Lezcano
Domingo el bobo encierra más inteligencia de lo que parece. Hermoso relato.
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Maravilloso!! Muy de acuerdo con Sasa. Los bobos no son tan bobos. Un abrazo!!
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