En los recodos de mi camino
Viajo hacia mi interior y en el primer recodo de mi memoria apareces tú. Siempre tú, con tu paso indolente, tu sonrisa socarrona, ese ojo semi cerrado para evitar que el humo del cigarrillo te entre en los ojos y el cariño desbordando tu mirada.
Te acercas despacio, expectante, como si temieras que algún día tus abrazos ya no fueran necesarios o deseados, y mi sonrisa se abre acogedora. ¡Dios, qué no daría yo por tus abrazos!
Nos abrazamos por largo rato, nunca hay prisa por deshacer ese momento, y tu olor me inunda toda, aspiro hondo los instantes que dura el gesto haciendo acopio de tu aroma para cuando ya no te tenga tan cerca. El tacto de tu piel me transporta a un mundo del que no quisiera despertar nunca. El calor de tu cuerpo me recuerda que soy mujer y sigo viva. Tu ternura, tan evidente en ese simple arrumaco, hace que mi mente se quede en blanco. Allá afuera el mundo sigue, pero a mí ya no me interesa. Y entonces, solo entonces, soy feliz.
Facebook: Luisa Chico