A Tomás Morales
Supe de ti, Tomás Morales,
cuando aún yo creía en los selenitas,
porque Julio Verne lo había escrito.
De la mano de mi madre
descendí de la luna
para pasearme entre tus Rosas de Hércules,
perfumadas de salitre y de yodo.
Verso a verso
descubrí lo que era un pétalo, una rosa,
un beso rosa,
y las columnas del Fin del Mundo.
Pinté con acuarela las letras
de tus recetas de palabras.
Y desde el día
en que tus estrofas de luz
iluminaron mi sendero,
no he dejado de viajar
en un bote de vela latina
que tiene tu nombre,
que navega, rizando el rizo,
sobre tu Oda al Atlántico.
De la mar entiendo,
y por ello, poeta del mar sonoro,
entiendo tus versos, tu brío,
y de tu verbo su eternidad.
Eres también un Titán,
como el amigo azul de tus sueños.
Francisco Lezcano Lezcano