La última demolición
Un edificio mostrenco y olvidado se desmorona sobre sí mismo. Otra demolición controlada: es ella, pulsando otra vez el botón rojo. Es su don. Primero destila lo sublime con su voz en una canción hipnótica y cuando todos la liban, paralizados en su propio y profundo éxtasis, ella pulsa su botón y se mutila. Otro edificio se desploma, otra huida de la clínica de desintoxicación, otra nueva droga corriendo por sus venas clamando su venganza. Otro elepé biográfico encumbrando a una joven desquiciada. Lo menos que necesita es más dinero, más fotos, más fama. Sus canciones retumban en medio planeta mientras ella juguetea una vez más con acariciar la superficie curva de plástico rojo: es su botón del pánico. Adora detonar el edificio de su fama tras cada nuevo éxito, la droga que consume es su explosivo, los edificios que juguetea a dinamitar: su cuerpo.
En el salón, la encontró su guardaespaldas tumbada como una muñeca sucia y rota sobre la moqueta de su mansión. Él no tuvo fuerzas para llorar, siempre supo que custodiaba un cadáver ambulante. Otros la llorarán sin conocerla, sin poseer tan siquiera la agria experiencia de ser un familiar cercano que contempla impotente cómo su hija o su hermana se autodestruye pulsando su botón rojo de la fama.
La noche se hace de día bajo los disparos de los flashes, de la mansión salen unos enfermeros, trasladan una camilla y sobre ella una oscura bolsa funeraria de plástico, dentro una joven cantante de jazz: el último edifico demolido.
Facebook: Roberto Iglesias
Me gusta mucho la contundencia profunda de este texto, se destila de las palabras un cierto aire de desolación que lo hace duro y trágico. Felicidades, Rober.
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EXQUISITO, sin lugar a dudas. Un aire entre espeso y fresco a la vez, donde se puede oler la feliz y amarga desgracia de ser una Diva. ¡GRACIAS! ¡FELICIDADES!
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Gracias por leerme y compartir.Gracias!!!
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GRACIAS POR LEERME Y COMPARTIR AFINIDADES
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[…] a través de Roberto Iglesias – La última demolición — palabrayverso […]
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Un hermoso texto sobre una enorme cantante, con grandes dosis de autodestrucción (me refiero a la cantante, no al texto. Enhorabuena.
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GRACIAS POR LEERME RUBÉN, SER LEÍDO POR TI UN HALAGO PER SE!
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Felicidades, Roberto, por este homenaje a una bella voz, pero más a una triste muñeca. Coincido con Josefina. Bella metáfora la del edificio y el detonador.
Saluditos.
Balbina Martín.
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Gracias Balbi por leerme, el honor de un escritor es llegar a ser leído con emoción y cariño
lathe biosas!
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