Candados para casas vacías
Muchas de las cosas que se pudieron rescatar se quedaron en cajas.
Había supuesto tanto dolor la pérdida, que ahí se quedaron,
arrinconadas. Algo en lo más profundo del alma impedía de nuevo
colocar las fotografías de los niños cuando era pequeños, o los cuadros
que estaban en las paredes. A veces, sin quererlo, llegaban a la mente un
sin fin de recuerdos. El largo pasillo donde los hijos dieron sus primeros
pasos, la primera celebración de navidad, la familia al pleno
con la vajilla a estrenar, la siesta en el sillón rojo o las tardes de merienda en la
terraza con vistas. ¡Tanto cariños entre esas paredes se cobijaron!
Y ahora, candados para casas vacías.
Desde aquel día en que la policía llamó a nuestra casa y nos obligó a
dejarla, todavía sacando bolsas y lágrimas, nos decimos unos a otros que
al fin y al cabo ha sido una pérdida material, que estamos tristes,
jodidos, pero estamos. Y que el recuerdo, el amor y nuestro hogar no se
desahucian.
Texto: Raquel Martínez
Foto: Mar Padilla
Como si lo estuviera viviendo!!! El alma en el bolígrafo !!!! Gracias por compartir
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