Confesiones sobre la felicidad
“La magia que combina las ideas y los sentimientos, mezcladas con la sensibilidad y el capricho de las letras, pueden dar como resultado mensajes entrañables.”
Hace ya unos años escribía esta frase al encontrarme, entre otros papeles, con un escrito que había hecho hacía mucho tiempo. Me dije si aquello lo había hecho yo y, evidentemente, tenía mi letra y mi firma y no me planteé la menor duda. Uno de los mensajes de aquel escrito estaba dedicado a la felicidad:
“La felicidad es un estado de la mente y por tanto no puedes buscarla fuera ella, se encuentra contigo y sólo debes ir a su encuentro aunque, en ocasiones, juegue contigo al escondite. Está en los corazones, en las almas, que se atreven a volar pese a que, muchas veces, las alas, por diferentes circunstancias, no estén dispuestas a abrirse. Debido a ello, debes caer en la cuenta que la felicidad no sólo se encuentra en las alturas ya que, muy posiblemente, la tengas a tu lado sin que te hayas percatado de su presencia.”
Veo y escucho, a diario, como hay seres humanos que se ven sumidos en una continua infelicidad por creer que la felicidad es el objetivo de todo aquello que hagamos en la vida, olvidándose de que esa felicidad se encuentra en el camino, en el hacer lo que nos satisface y nos llena de dicha. Personalmente no busco, de forma imperiosa, la felicidad, o al menos es lo que creo, y la encuentro en el día a día, en el trabajo, en la escritura, en los demás seres humanos, en el bien común, en la paz y en la solidaridad, en la sonrisa del alumnado, en sus ocurrencias, en sus saludos; en sus manos que se posan, como mariposas, sobre mis hombros como diciéndome que están ahí o agradeciendo lo que hago o, posiblemente, la forma en que lo hago y que no es otra cosa sino lo que pienso que se debe hacer. Además se me paga por ejercer dicha labor y es por ello que debo manifestar que soy un privilegiado, un ser humano que disfruta de su trabajo, a pesar de la enorme responsabilidad que conlleva. Para complementar todo ello, que ya es suficiente, me encuentro con que hay muchas amigas y amigos, lectores y lectoras, que me hacen llegar sus comentarios, siempre tan atentos, a lo que escribo cada día y es que poder hacer llegar a otros mis sentimientos, mi manera de entender la vida, mis ideales, mis sueños y deseos, a través de la escritura, es algo sublime, algo que no puedo explicar con palabras. Me he dado cuenta, no sé desde cuándo, que mi felicidad es el reflejo de la felicidad de otros seres humanos:
“El que reconoce los valores de los otros, sintiéndose feliz por ello, es que ya ha sabido disfrutar de los suyos.”
Facebook: Juan Francisco Santana